sábado, 2 de enero de 2010

TAMBIÉN LOS PIES HABLAN















Aquella noche soñé que encontraba una pera mágica, pero no supe qué hacer… me la comí. Al día siguiente no pude hablar ni mover mis manos, y tuve que escribir con los pies. Desde entonces no he dejado de hacerlo todas las noches, hasta que despierto.

No hay comentarios: